La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que existe diarrea cuando hay tres o más deposiciones (heces líquidas) en 24 horas. Los casos de diarrea suelen aumentar en la temporada de verano.
En general la diarrea en verano se debe a una infección gastrointestinal que puede ser causada por virus, bacterias o parásitos. Los cambios de temperatura y el aire húmedo favorecen la propagación de estos microorganismos.
Se transmite por la ingesta de frutas y verduras mal lavadas, agua contaminada o mediante el contagio de persona a persona a través de las manos, principalmente por no lavárselas adecuadamente luego de ir al baño o cambiar pañales.
La deshidratación que producen las diarreas (por la pérdida de agua) es fundamentalmente lo que debe evitarse y es muy importante tomar mucha cantidad de líquido (agua mineral, bebidas isotónicas, etc.) sea adultos, niños o ancianos. Tener en cuenta que los niños y los ancianos pueden “olvidarse” de tomar agua.
La diarrea, sea cual sea su origen, puede ser tratada y resuelta rápidamente con medicamentos, para lo cual es importante la inmediata consulta al médico o farmacéutico.